Los lagos del Ártico podrían liberar una vasta reserva de carbono antiguo enterrado en las profundidades del suelo permanentemente congelado, o permafrost, acelerando así el cambio climático.
Estos lagos, que se forman cuando el hielo de la superficie se derrite y el suelo debajo de él colapsa, podrían descongelar el permafrost subterráneo mucho más rápido de lo que los científicos pensaban que era posible, revela un nuevo estudio.
Anteriormente, los científicos pensaban que la mayor parte de este profundo deshielo del permafrost ártico probablemente no ocurriría hasta después de 2100.
Rápidos cambios en el Ártico
El cambio climático se está afianzando en el Ártico más rápidamente que en el resto del planeta, y uno de los mayores riesgos asociados con el calentamiento de la región es el derretimiento del permafrost.
Las capas profundas de suelo permanentemente congelado que subyacen en gran parte del Ártico esconden enormes reservas de carbono orgánico, en forma de miles de años de materia vegetal atrapada e incluso cadáveres de animales. A medida que el suelo se derrite gradualmente, estos organismos enterrados se descomponen y liberan los gases de efecto invernadero dióxido de carbono y metano a la atmósfera, lo que a su vez puede conducir a un calentamiento incluso mayor.
Pero la mayoría de los científicos creían que se necesitarían décadas de calentamiento para derretir el permafrost enterrado bajo la capa activa de suelo que se congela y descongela con las estaciones.
«Las conclusiones a las que llegaban los modeladores de carbono del permafrost era que, hasta que no se descongele a gran profundidad, no vamos a recibir esta gran y vieja señal de carbono y que el descongelamiento del carbono que se encuentra en la profundidad de la tierra no ocurrirá hasta más allá de 2100», dijo a Live Science Katey Walter Anthony, líder del estudio, ecologista y biogeoquímico de la Universidad de Alaska Fairbanks. «Lo que nuestro estudio muestra es que en un lago, se descongela tan rápido en una escala de décadas. y liberarán el carbono del permafrost mucho antes que el deshielo de la tierra».
Walter Anthony y sus colegas han estado estudiando los llamados lagos termokársticos, que se crean cuando el suelo rico en hielo se descongela, causando así que la tierra que hay debajo se derrumbe y forme un pozo, donde el agua derretida se acumula. Los lagos termokársticos a menudo se parecen a galletas que han sido mordidas alrededor de sus bordes, explicó Walter Anthony, porque el agua líquida efectivamente elimina las mordeduras de los márgenes congelados circundantes, causando que el lago se expanda.
Los lagos también pueden tener hasta 30 metros de profundidad, y si el agua no se congela hasta el fondo en invierno, el calor en el agua líquida hace que se descongele el permafrost debajo de ese lago, dijo Walter Anthony.
«A medida que el permafrost se descongela, obtenemos lo que llamamos un bulbo de descongelamiento, y ese bulbo de descongelamiento puede profundizarse y expandirse lateralmente», dijo Walter Anthony. Cuando eso sucede, «lo que antes era suelo congelado con carbono orgánico se descongela, y ese suelo descongelado libera esta materia orgánica a microbios que la descomponen y producen dióxido de carbono y metano».
Los investigadores querían cuantificar cuánta cantidad de metano -el principal componente del gas que brota de los lagos- están emitiendo hoy los lagos termokársticos y cuáles son sus emisiones proyectadas para el futuro. El equipo utilizó una combinación de modelos computarizados y mediciones tomadas del trabajo de campo en Alaska, Canadá y Siberia para cartografiar el crecimiento y las emisiones de los lagos termokársticos.
De acuerdo con sus resultados, publicados el 15 de agosto en la revista Nature Communications, los lagos duplicarían las estimaciones anteriores sobre el calentamiento del invernadero causado por el permafrost.
«Sigue siendo mucho más pequeño que las emisiones de combustibles fósiles, pero equivale al cambio en el uso de la tierra», que es la segunda fuente más grande de cambio climático causado por el hombre, dijo Walter Anthony a Live Science.
Traducido desde: livescience