La necesidad de la gente pobre no es conservar, sino satisfacer sus necesidades

Al visualizar de una manera sencilla la situación actual de los bosques tropicales, muchas de las personas emitimos juicios un poco duros sobre la extracción y uso de estos, por parte de los campesinos y propietarios de bosques que se encuentran en las zonas más abandonadas y pobres (en Ecuador), que deforestan y degradan estos ecosistemas. Para ello es necesario tener bien en claro que es deforestación y degradación de los bosques.

Deforestación llamamos a la reducción de más del 90% de su umbral de la cobertura vegetal de acuerdo a conceptualizaciones de la FAO, y que tiende a cambiar su uso de suelo para otras actividades productivas, que impiden la continuidad de los bosques, mientras que degradación podemos entender como la destrucción parcial con la cual altera el funcionamiento normal de un bosque, y que esta puede conllevar a la deforestación, es un tema muy complejo de conceptualizarlo, en resumen se puede traducir a la deforestación como un sinónimo de tala y la degradación como la destrucción que altera la funcionalidad del bosque (apertura de claros, caza, ingreso de ganado, construcción de senderos, etc).

Las causas de la deforestación y degradación de los bosques se atribuyen a un complejo conjunto de realidades sociales, económicas y políticas, existen causas directas y subyacentes.

Las causas directas de la deforestación se atribuyen primeramente a la expansión de la frontera agrícola, extracción de madera y construcción de infraestructuras, pero es necesario recalcar que el ecosistema se destruye en su totalidad siempre y cuando se realice un cambio en el uso del suelo, al no permitir su recuperación o regeneración por procesos naturales de sucesión.

En tanto que las causas subyacentes de la deforestación y degradación de los bosques se encuentran ocultas, y estas pueden ser el origen de las causas directas y por ende son más peligrosas, las mismas que la podemos identificar como políticas macroeconómicas, subsidios a la producción agropecuaria, estructuras sociales fuertemente arraigadas por la desigualdad y la tenencia de la tierra. En si esta entrada no tiene como finalidad entrar en conceptualizaciones más bien hacer un análisis del porque ocurren esto fenómenos.

Para entender mejor estos procesos, tomemos como ejemplo los subsidios, si por una parte agradecemos a los gobiernos por la creación de subsidios que permiten invertir capitales para «aumentar» la producción, esto provoca en los agricultores mejores oportunidades para mejorar su calidad de vida, y aquí nace un pequeño detalle se genera la ambición de crecer, pero de que forma -económicamente-, para satisfacer sus necesidades o cumplir deseos anhelados. Si bien es cierto ha «aumentado» la producción y han mejorado sus ingresos, pero la gente desea más, entonces aquí es donde transforma los bosques para actividades productivas, la superficie actual no permite producir lo que desean, obligadamente tienen que aumentar su frontera agrícola, y es aquí donde nace una batalla con los «conservacionistas» que repudian la destrucción y degradación de los bosques, y buscan la mayor de cantidad de mecanismos jurídicos y legales con el fin de sancionar a los pequeños agricultores, aunque a las grandes empresas tienen miedo aplicarles sanciones y son las que tiene mayor tecnología para saquear los recursos naturales, la gente pobre de los sectores rurales tiene poca capacidad para extraer recursos naturales, lo malo es que son muchos.

Entonces el «aumento» de la producción por subsidios es realmente sostenible, o es un comodín para devorar con los recursos naturales, el problema subyace en que gastamos muchos recursos en subsidios inútiles y poco en un verdadera educación enfocada a nuestra realidad, como dijo Polan Lacki en los países latinoamericanos, un creciente porcentaje de jóvenes, del medio rural y urbano, ya está consiguiendo concluir la enseñanza fundamental y hasta la media o secundaria. Pero existe multitudes de «mal-educados» por nuestras escuelas, nuestro interés no es saber cuál es la altitud del Everest o la extensión del Río Nilo; tampoco en conocer la historia de las competencias y batallas que ocurrieron en el Circo Máximo o en el Coliseo de Roma, las escuelas enseñan lo superfluo y no enseñan lo esencial, pero no enseñan cómo criar racionalmente los animales existentes en sus fincas; enseñan sobre las guerras napoleónicas, pero no enseñan cómo practicar la paz, la solidaridad y la cooperación en las familias y comunidades rurales. En vez de adquirir y mantener un toro y cinco vacas genéticamente mediocres y subalimentadas que rinden en total apenas 20 litros de leche al día y cada una de ellas tiene un parto a cada 22 meses, será preferible deshacerse del semental y de cuatro hembras, porque suelen consumir más de lo que producen. Con el dinero obtenido, mejorar la producción de forrajes y adquirir una única vaca genéticamente mejorada, la cual bien alimentada podrá producir los mismos 20 litros diarios y un ternero a cada 12 meses. En vez de sembrar una hectárea de papas, con graves errores tecnológicos e insuficiencia de insumos que rinde apenas 10 toneladas, será preferible corregir dichos errores, ahorrar trabajo innecesario y concentrar los escasos insumos disponibles, tal vez en un tercio de hectárea y en ésta menor superficie cosechar las mismas 10 toneladas. Al reemplazar la cantidad por la calidad los agricultores podrían disminuir las inversiones y ociosidades, trabajar menos y ganar más.

Para finalizar no hay la necesidad de reprimir a la gente de los sectores rurales diciéndoles no tale, no queme, no extraiga madera, no realice cacería, sino tenemos un política de estado que ofrezca alternativas sostenibles de desarrollo, por ello es necesario que el estado realice inversiones en educación, la cual permita crear talentos humanos innovadores y constructores de su propio desarrollo, y que no tengan que pedir limosnas a nadie, la verdadera solución es una verdadera educación acorde a la realidad.